Cuatro top ten consecutivo de Jon Rahm en el Masters de Augusta

El sastre de la Chaqueta Verde del Masters hace tiempo que le tomó las medidas a Jon Rahm. Esa Chaqueta, la de Jon, ya está cosida, abotonada y rematada a la espera de que algún día caiga sobre los hombros del fabuloso golfista de Barrika. Un año más, Rahm demostró que hay un Masters, al menos uno, aguardando para él. No significa que lo vaya a conseguir por decreto, ojalá fuera tan fácil, pero desde luego hay muy pocos que se muevan por Augusta con la destreza y habilidad de Jon.

El jugado vizcaíno entregó una tarjeta de 66 golpes en la última jornada del Masters este domingo para protagonizar la gran remontada del día. Fue la mejor vuelta de la cuarta ronda, con cuatro birdies, un eagle y ningún bogey. Un despliegue de golf que rozó la fantasía. Nadie jugó en toda la semana mejor que él ayer. Sólo en uno hoyo, en el 17, pasó algún apuro para salvar el par. En el resto, a excepción del hoyo 7, donde firmó una grandísima sacada de búnker, estuvo tirando para birdie.

Arrancó de maravilla en el 1 con un birdie, que casi fue eagle desde la calle, algo que sí consiguió en el 2 para colocarse a las primeras de cambio con un parcial de tres bajo par en dos hoyos. Era el empujón que tanto había buscado en las tres jornadas iniciales y que se le resistió. A partir de ahí su golf fue un recital. Una explosión de buenos golpes. Uno detrás de otro. 

El mejor momento del día bien puso ser el tirazo y birdie del hoyo 12, en el corazón del Amen Corner, el par 3 más famoso del mundo y uno de los más traicioneros. No son pocos los Masters que se han perdido en esta preciosa esquina de Augusta. Rahm, valiente, buscó el trapoy se dejó un putt de birdie de metro y medio que embocó por todo el centro.

Su remontada del domingo le llevó hasta la quinta posición. Es el cuarto top ten consecutivo de Jon en el Masters, un torneo que ha jugado cinco veces. Es el mejor jugador del mundo en este emblemático torneo desde que lo disputó por primera vez en 2017. Son migas de pan que va dejando cada año y que conducen a la Chaqueta Verde. «Sé que mi año va a llegar algún día y espero que sea pronto», aseguró el jugador vasco ayer al acabar otra gran semana en Augusta. La victoria fue para Hideki Matsuyama, primer jugador japonés de la historia que conquista un Grande.